La expectación había sido tanta, que no hubo más remedio que organizar una segunda visita a las excavaciones arqueológicas. Esta vez se programó un domingo para poder darle la oportunidad a tantas personas que no podían hacerlo en sábado. También hicimos lo imposible por habilitar esta segunda fecha por la petición popular, porque muchos viguereños se habían quedado sin poder subir en la primera de las visitas. La Asociación, encargada de toda la logística, estrenó por fin las camisetas y se hizo cargo no solo de las inscripciones sino de la vigilancia en todo el ascenso, no olvidemos que el peñasco está a una altura de más de 1.000 m y solo tiene un acceso por el sur y que, por eso, se usó como castillo durante tantos siglos: porque era inexpugnable.
De nuevo, las explicaciones de Chema Tejado, la observación de los hallazgos y el increible marco paisajístico nos hicieron pasar un día para no olvidar.
No podemos dejar de recordar que no hubo ni un solo incidente en ninguna de las dos visitas y eso que el número de visitantes de ambas fue considerable y excedió el número que se había impuesto como máximo en cada una de las dos fechas. Un éxito de organización y también del civismo de los asistentes.